He participado en una charla de go en la Universidad de Salamanca... y bueno... ha sido un tanto catastrófica por mi parte, como que no me enteré muy bien que íbamos hacer y yo pues iba con mentalidad de "decir cosas bonitas más allá de que este juego es el más antiguo que sigue siendo jugado... y como se supone que habrá gente por gustarle lo asiático, voy a tratar de meter el gusanillo del juego con historietas" (era mi idea por competir en atraer a un público entre una oferta de juegos y en poco tiempo). Por eso se me ocurrió seguir algo de literatura, como El maestro de Go, aunque Kawabata es muy pesimista con los choques culturales y llega a exagerar un poco, ¿no? Al final por disposición de tiempo, lugar y modo, además de lo pésimo que yo puedo llegar a ser para hablar en público, pues se puede decir que mi discurso no ha sido leído:
“El numero de los diez mil seres se origina del uno. Por consiguiente, las trescientos y sesenta intersecciones del tablero del Weiqi también tienen su uno. Uno es el principio es el principio generador de números y considerado como un polo, que produce los cuatro puntos cardinales.
Hay setenta y dos intersecciones en los lados, como el número de hou (un hoy = cinco días) por año. Las trescientos y setenta intersecciones corresponden al número de días por un año. Dividos en cuatro esquinas como las cuatro estaciones, ellos tienen noventa intersecciones cada uno, como el número de días en una estación.
Las lineas en el tablero conforman una reja llamada ping, y las casillas que ellas conforman se conocen con el nombre de gua. El tablero es cuadrado y sereno, las piedras son redondas y activas.
Desde entonces, en los tiempos antiguos, ningún jugador ha podido poner las piedras en el tablero exactamente de la misma manera que lo hizo en una partida anteror. Zuozhuan dijo: “todos los días son nuevos”.
Por consiguiente, los razonamientos deben ser profundos y el análisis debe ser perfecto, y un gran esfuerzo debe hacerse para entender los procesos que llevan a la victoria y derrota: sólo de esta manera es posible lograr lo que todavía no se ha logrado”
Así comienza el Qijing Shisanpian, una obra de trece capítulos escrita en el siglo XI.
El go ostenta el mérito de ser el juego de estrategia del mundo que sigue siendo jugado en la actualidad, fue creado según un mito hace más de 4000 años en China para preparar al hijo de un emperador en táctica, estrategia y concentración. A partir de la Dinastía Han llegará a formar parte de las cuatro artes tradicionales de la sabiduría China, junto el guqín (un instrumento musical), la caligrafía y la pintura.
Fue poco a poco conquistando nuevos espacios a través de los contactos culturales llegando a otros países asiáticos, incluso debido a hallazgos arqueológicos de juegos y piezas que podríamos emplear para jugar go hay teorías de que se difundió por el Imperio Romano debido a las relaciones que mantenían con la Dinastía Han. Acabó floreciendo en Japón, donde maravilló a la Corte Imperial y se formó durante el periodo Edo el puesto de Godokoro, ministro de go. En esos tiempos, se creó el título de Meijin, que podríamos entender como el virtuoso o el Maestro. El último gran Maestro, si bien ya no Godokoro por abolirse el puesto tras acabar el shogunato, fue Honinbo Shusai, del que en un principio es mi intención hablar por ser en cierto modo el último jugador tradicional.
La última partida en la que Shusai mantuvo vivo ese espíritu de tradición fue contra Kitani Minoru, uno de sus discípulos, que dio comienzo en junio de 1938 y acabó en diciembre del mismo año, si bien parece una barbaridad expresado así no fue tanto tiempo, realmente tuvieron 40 horas cada jugador para realizar sus movimientos. Shusai empleó 17 mientras Kitani empleó 34. Se jugó en 14 sesiones y entre agosto y noviembre se paralizó el juego por agravarse la enfermedad del maestro. Y me refiero a la última partida por ser el último juego profesional donde se mantuvo el rol de maestro.
Hay importancia en el año ya que Japón está cambiando socialmente, la 2º guerra sino-japonesa se había iniciado el año anterior y justo semanas antes de la partida comienza la batalla de Wuhan, y a pesar de la guerra, parte de la sociedad japonesa atendió a una partida que fue retransmitida en 64 entregas en un periódico nacional por el escritor Yasunari Kawabata, premio nobel.
El maestro, siguiendo a Kawabata, es una víctima del go, gane o pierda la partida quedará siempre como el último símbolo de resistencia de la tradición ya que ha dedicado su vida a ello y el arte necesita de sacrificio, mientras que Kitani a lo máximo que aspira es convertirse en campeón, no ya ser un
La partida comienza el 26 de junio con sólo dos movimientos en esa jornada, Kitani jugará con negras mientras que Shusai jugará con blancas. La partida esconde mucha polémica a nivel de juego aprovechando reglas como la de sellar una jugada al acabar la jornada pero esconde en ella cambios culturales que está experimentando Japón, además de enormes preocupaciones y choques entre ambos jugadores. Kitani teme que digan que se aprovechó de la enfermedad de su maestro para ganar. O como cuando un bebé de Kitani se encontraba muy enfermo y necesitaba de un día más de descanso entre jornadas para poder retomar la partida y no había acuerdo con el maestro. Tuvo que mediar Kawabata entre ambos jugadores pero no porque fuera obstinado Shusai, sino por una especie de respeto absoluto a la voluntad del maestro, es decir, a la autoridad que tenía por el título que ostentaba de seguir la partida pero tras conocer la situación aceptó de inmediato.
El encuentro acaba con la victoria de Kitani, 5 puntos, la última partida profesional que se desarrollo siguiendo de la tradición. Hoy, a 79 años de aquel encuentro, el mundo del go está viviendo una nueva revolución mucho más radical, si aquel encuentro tiene fama por cambios culturales, hoy es por uno de los jugadores: la Inteligencia Artificial. Es un cambio mucho mayor ya que afecta al nivel del juego, ya que no es por los aspectos culturales que tiene el juego, sino de cálculo, hasta el punto de que las partidas que juegan los profesionales contra inteligencias artificiales son objeto de estudio y de evaluación, comenzando poco a poco una nueva fase de exploración de jugadas.
¿Qué opináis? ¿Era buena idea para provocar que alguien se acercara al juego o erraría mucho mi idea?